Transcurren los primeros compases de la película y uno va sintiendo el mismo vértigo que fluye por las venas de quien se encuentra en lo alto del más alto de los rascacielos de la ciudad, y desde allí no acierta a divisar el suelo.

Eso es lo que esconde la última película de Sam Mendes, una arriesgadísima apuesta a todo o nada que hace temblar los cimientos de la cautela sin compasión.

Rueda Mendes con complicidad desmesurada la vida de Frank (Leonardo di Caprio) y April (Kate Winslet), un joven matrimonio fuertemente ilusionado con el que creen, será un futuro prometedor juntos. Un futuro este escrito por y para ellos, donde no cabe traición, ni las miserias del afecto ni las migajas del cariño, todo aquello que por un momento permita vislumbrar un atisbo de la siempre corrosiva complacencia.

Y lo hace con la mejor Kate Winsley que, desde que la recuperara el guionista Charlie Kaufman para su genuina “Olvídate de mi”, nunca hayamos visto, excepcional en cada una de las caras que arroja su interpretación aquí. Merecedora de todos los aplausos recibidos, justo sería compartir alguno de ellos con un esparrin de lujo en esta película, quien marca el punto de inflexión y consigue la réplica perfecta, el siempre cuerdo Michael Shannon.

Y ese acierto interpretativo es el que hace que todos temblemos al identificarnos en algún momento de la métrica, con sus protagonistas.

Pudiera parecer que mis palabras se encuentran impregnadas de ese pesimismo recalcitrante tan poco recomendado en tiempos como este, pero deben tomarlo como un mero aviso a navegantes.

Lo dejo dicho, porque jamás recomendaría esta cinta a quienes con alfileres se aferran a ese mundo prefabricado que alguna vez nos han vendido y ya para siempre hemos comprado, ni a quienes aferrados a un ardiente clavo tiñen de esperanza el devenir que paciente espera a la sombra de un árbol que de cerca se confirma, es de cartón piedra.

Y es que por momentos confundiremos la ficción con una realidad puede que cercana, y eso es algo para lo que quizás no estemos, muchos de nosotros, aún preparados.

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