Dir. Lisa Azuelos
Suena el despertador como todas las mañanas lo hace, con un ruido estridente que incomoda a quien lo escucha sin la más nimia compasión, agrediendo a destiempo a nuestro otro yo como si en ello le fuera la vida, sin una pizca de connivencia que haga posible reconciliación alguna, sin rastro de la ternura de su ausencia. Y no por repetitivo alcanza fraternidad alguna, nada más lejos.

Es una sensación que nos acerca a lo vivido, a lo sentido, a lo escuchado en otro momento. Y lo mismo sentimos cuando nos atrevemos con la película de la directora gala. Una vuelta de tuerca que puede provocar que la rosca termine por pasarse y ya nunca vuelva a cumplir su función.

Aunque de honestas pretensiones, esta incursión en el universo adolescente lejos está de que alguno de los espectadores pueda en algún momento identificarse con el más cercano de los personajes.
Y no por la lejanía que pudiera representar el hecho de haber vivido en época distinta, sino por la disfunción de un guión que a duras penas arremete contra la inteligencia del ser.

Si bien es cierto que un comienzo tan poco prometedor (chica regresa a la escuela después de las vacaciones de verano, chico lastima a chica en un ataque pueril, chica se lamenta con la almohada del desamor que la inunda por dentro..) toma otros tintes y se va cargando de matices, nunca hasta el punto de cautivarlo con su trama.

Cabe de todos modos decir que, no puede la evidencia ser negada, la relación materno filial que se muestra sin rubor entre la protagonista de la cinta y su madre coraje, hace que nos sobrecojamos al asomarnos a ese mundo bañado de concesiones y diatribas, donde las aportaciones de terceros no se suman al discurso banal y se mantienen acertadamente al margen.

Gran aportación de Sophie Marceau, rostro imperturbable y gesto coherente en cada momento, el alias perfecto a un grito de auxilio desde el patio de butacas.

Ni más ni menos que una película más.

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http://www.lol-lefilm.com/