A la mente me vienen constantemente suntuosas imágenes que pretenden dar respuesta a preguntas que a mi mismo me formulo. Cuestiones que tienen que ver con ese último suspiro vital que, por la comisura de unos labios, se escapa casi de puntillas sin pretender atención alguna, ni agasajos, ni oportunas consideraciones de quien no las tuvo conmigo a lo largo de toda una vida de banalidades y lamentos.
Y se reencarnan en bocetos que a duras penas reflejan lo que para muchos es un punto y seguido, para otros un punto y coma, para mi la inflexión que marca el punto y final.

Es la delgada línea que separa el principio del fin.

Pocas veces tenemos los arrestos suficientes como para mirar de frente a la vida e imaginarnos la muerte con su ritual en ciernes, sentimientos en flor estampados en una escala gris con sonoridad nula.

Por suerte, en ocasiones tales podemos confiar en directores como Yojiro Takita (“la espada del samurai“, 2003), quien con naturalidad nos acerca ese mundo de incertidumbre y nos presenta en él en sociedad. Nuestro cometido será el de dejarnos llevar, reír cuando así lo exija el guión, y emocionarnos cuando unas líneas más adelante también se intuya que debemos hacerlo.

Quien nos aprieta en este caso la mano a modo de pleitesía es Daigo Kobayashi (Masahiro Motoki, “the bird people in China” 1998) , un joven violonchelista que, tras disolverse la banda de música en la que tocaba con gran dedicación, se ve obligado a darle un rumbo distinto a su vida en pos de un futuro mejor.

Amortajando rígidos cuerpos hace del fastuoso ritual un momento especial para quienes despiden al difunto. Y es que, arropando de forma poética cada uno de sus movimientos con complicidad y ternura, pronto descubrirá la poesía que su labor encierra.

Con una inspiradora banda sonora que acompaña a las mil maravillas el transcurrir de la cinta, el director japonés sorprende muy gratamente al gran público con esta sublime apuesta por el cine de nobleza y enjundia.

Una suerte y un placer saber que el gris también forma parte de su paleta de color.

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