Dir. Stephan Komandarev

 

Subido a un autobús de esos de dos alturas que te llevan desde el centro de cualquier ciudad al aeropuerto de esa cuidad cualquiera, observaba pensativo a la gente que, parada tras parada, se subía a él. Muchos eran turistas que, al igual que hacía yo, portaban maletas de mil kilos cargadas de recuerdos futuros, esos que en algún momento se tornarán testigos de ese pasado reciente. Sin embargo, lo que más llamó mi atención fue ver como también se subía gente que cogía ese autobús diariamente (quise imaginar) pero no con la ilusión de coger al rato un avión con el que escapar de la cotidianeidad, sino para llevarlos de un barrio a otro más próximo a su destino final. Pensé entonces que quizá el mero hecho de soñar justificaba ese riesgo de locura transitoria.

 

Y es que hay quien sueña por el puro placer de hacerlo.

 

Sólo la memoria, testigo vital del paso del tiempo, es quien nos permite vanagloriarnos de un momento pasado, de un tiempo presente o de una vida postrera. Disfrutamos en función de lo que recordamos haber disfrutado y nos lamentamos en función de lo que sufrimos en el pasado. Si algo nos hizo daño, la nueva pena es medida en función de aquel primer lamento cautivo. Por eso es tan importante no olvidar.

 

Y eso es algo que plasma a las mil maravillas el búlgaro Stephan Komandarev en su película. En ella nos hace partícipes de la historia de Alex, un joven búlgaro que, tras un accidente de coche, sufre una angustiosa amnesia que le impide recordar su vida pasada. Tendrá que ser su abuelo, una persona de convicciones e ideales profundos quien, gracias a su extraordinaria perseverancia, le ayude a recordar a través de un inolvidable viaje los hechos que jamás su nieto debió olvidar.

 

Juega el director al tiempo con el pasado y el presente, mostrando al espectador fragmentos de su niñez como contrapunto al anhelo del recuerdo. E impregna la película, y nunca la enturbia, de un cariz político que no hace otra cosa que mellar en la desgarrada cautela de quien sólo sin pretensiones pagó religiosamente el precio de su entrada.

 

Por todo, se convierte en una de las películas más recomendadas para este momento del verano en el que todos parten escapando de no se sabe qué a no se sabe dónde.

 

Para los que se quedan buscando respuestas, esta película podría ser un buen comienzo.

 

Página web oficial:
http://www.piramide-films.com/mundo-grande.html

 

(Mejor en VO)